El
pasado 10 de marzo recordábamos con afecto patrio a José María Vargas, en el
229 aniversario de su natalicio. Aunque eso de “afecto patrio” pudiera ubicar a
los lectores en un trasnochado arrobo de romanticismo por una Venezuela ideal,
inexistente… Sin embargo, el Dr. Vargas fue, con las letras en mayúscula, un
ciudadano ejemplar, comprometido con su país, con su Universidad, con su
ciencia… digo “su”, pues José María Vargas centró el trabajo diario en hacer de
Venezuela un lugar donde todos tuviésemos un espacio.
Vargas
fue el primer presidente civil que tuvo Venezuela. Desde nuestra separación de
la Gran Colombia en 1830, hasta 1958, Venezuela sólo conoció, en la Primera
Magistratura nacional, a dos civiles de altísima calidad humana e intelectual:
Vargas y Gallegos. Entre ambos no llegaron a gobernar año y medio. Del resto,
fuimos una república regida por militares quienes, desde su oficio, crearon una
patria montada sobre la “leyenda de las gestas heroicas” y el “gendarme
necesario”.