Seguramente acerté con lo que escribí en “Mambrú se va a la guerra” (ENPaís
22-03-2015), como para haber desatado por igual críticas del Presidente
Maduro y del sector mínimo de la oposición que persiste en calistenias
inútiles y salidas imaginarias. Tales cosas suelen ocurrir cuando uno
dice verdades incómodas por las que, insólitamente, se deba pedir
excusas. Si eso conforta a los ofendidos, pido perdón a todos en esta
oportunidad propicia para quienes somos católicos practicantes. Si el
Santo Padre en señal de humildad lava cada año los pies de doce personas
sin reparar en diferencias de religión, sexo, edad o condición social
(ancianos, mendigos, lisiados, presos), en conmemoración de lo que hizo
Cristo con sus apóstoles en la cena precedente a la Crucifixión, ¿cómo
uno no ha de pedir perdón por ofensas aunque fuesen imaginarias?
domingo, 5 de abril de 2015
Manuel Rojas Pérez: “Rómulo Betancourt y el ADN democrático de los venezolanos”
Llamar a Rómulo
Betancourt el “padre de la democracia” puede llegar a ser suntuoso, entre otras
razones, porque él mismo detestaba esos calificativos caudillescos, y porque
fueron muchos los que parieron la concepción democrática en Venezuela. Pero sin
duda, fue Rómulo el principal visionario y constructor.
Betancourt pensó a la
democracia desde los lejanos tiempos de sus luchas contra el gomecismo, por
allá por el año 1928. Asimismo le dio contenido con el Plan de Barranquilla.
Con la creación de Acción Democrática –según sus palabras, su gran orgullo-
Betancourt limitó su poder, ya que en el partido, si bien era reconocido como
líder, permitió que se le discutiera y hasta que se le ganara. Y es a través
del partido político que Rómulo logra transmitir el pensamiento democrático al
pueblo. Por último, hizo de la democracia un ejercicio cotidiano, ya que hasta
hace catorce años era normal ver a personas alternándose el poder.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)