En algunos puntos, el sistema electoral alemán es particular.
Para muchos, un mecanismo de incomprensible funcionamiento. Aquí les
presentamos algunas aclaraciones sobre cómo se vota en Alemania.
Primer voto - segundo voto
Primer voto - segundo voto
En las elecciones al Parlamento alemán, las papeletas están
divididas en dos partes: a la izquierda se encuentra la casilla para el primer
voto, a la derecha la correspondiente al segundo, que es el realmente decisivo.
Los ocupantes de la otra mitad de los 598 asientos que en
total tiene el Bundestag, es decir, 299 más, se deciden por medio de listas
electorales elaboradas en cada Estado federado. Estas listas aparecen en el
lado derecho de la papeleta y componen las opciones para la emisión del segundo
voto, el más relevante de los dos posibles. El segundo voto no está destinado a
una persona en concreto, sino a un partido. Todos los segundos votos juntos
determinan la fuerza que las diferentes formaciones políticas tendrán dentro
del Parlamento.
En proporción a los segundos votos se establece el número de
parlamentarios que obtendrá cada partido. A estos escaños, los "mandatos
totales", se les restan los logrados gracias a los "mandatos
directos" y sólo los asientos resultantes permanecen en posesión de la
formación- de ahí que el voto verdaderamente importante sea éste y no el
primero.
En el reparto de los 299 "mandatos totales",
aquellos designados a partir del segundo voto, también influye la población de
cada Land: por la victoria de un partido en Estados más poblados, como por
ejemplo Renania del Norte-Westfalia, se otorgan más asientos que por la
conseguida en otros con menos habitantes, como podría ser Bremen. De esta
manera, el Bundestag refleja la estructura federal de Alemania.
Sistema electoral mixto - representación proporcional con
excepciones
Bildunterschrift: Puesto que el modelo alemán combina dos posibilidades, suele
hablarse en este caso de un sistema electoral
"personalista-proporcional". Un proceso basado exclusivamente en la
elección directa de candidatos por distritos electorales, como el que utiliza
Gran Bretaña, suele ser fuente de claras mayorías, pero deja a gran parte de
los votos sin validez y los partidos nuevos o pequeños apenas cuentan con
opciones. Una representación proporcional pura, como la que tuvo Alemania
durante la República de Weimar (1919 - 1933), parece mucho más justa, pero
implica la existencia de un sistema partidario fragmentado y lleva con
frecuencia a la formación de gobiernos inestables.
En los comicios alemanes es de fundamental importancia que todos los votos reciban su correspondiente valor proporcional. Sin embargo, existen excepciones, como por ejemplo, la "cláusula del 5 por ciento": la puerta del Bundestag se abre sólo para los partidos que obtengan más del 5 por ciento del total de las papeletas- una norma que queda anulada si el partido en concreto, pese a no haber logrado superar ese límite, es la formación vencedora en al menos tres distritos electorales. En 1994, el Partido del Socialismo Democrático (PDS), hoy parte de La Izquierda, recaudó en los distritos del Berlín oriental cuatro "mandatos directos" y pasó a ocupar 30 escaños en el Parlamento (cuatro por los primeros votos y 26 por los segundos), a pesar de estar con el 4,4 por ciento por debajo del 5 por ciento de los votos totales.
Desconcierto
Muchos alemanes se sienten perdidos en su propio sistema electoral. Pese a la importancia del segundo voto, su nombre engaña y éste se percibe a menudo como uno de "segundo" rango.
También la excesiva focalización de las campañas en el candidato al puesto de canciller, sobre todo en el caso de CDU y SPD, puede inducir a error. No en pocas ocasiones, socialdemócratas y democratacristianos presentan a sus líderes sin siquiera nombrar al partido, y eso pese a que son las listas electorales partidarias las que realmente deciden qué formación gana las elecciones, y el nombre del jefe de Gobierno se decide casi siempre en las negociaciones con los socios de las habituales coaliciones.
En los comicios alemanes es de fundamental importancia que todos los votos reciban su correspondiente valor proporcional. Sin embargo, existen excepciones, como por ejemplo, la "cláusula del 5 por ciento": la puerta del Bundestag se abre sólo para los partidos que obtengan más del 5 por ciento del total de las papeletas- una norma que queda anulada si el partido en concreto, pese a no haber logrado superar ese límite, es la formación vencedora en al menos tres distritos electorales. En 1994, el Partido del Socialismo Democrático (PDS), hoy parte de La Izquierda, recaudó en los distritos del Berlín oriental cuatro "mandatos directos" y pasó a ocupar 30 escaños en el Parlamento (cuatro por los primeros votos y 26 por los segundos), a pesar de estar con el 4,4 por ciento por debajo del 5 por ciento de los votos totales.
Desconcierto
Muchos alemanes se sienten perdidos en su propio sistema electoral. Pese a la importancia del segundo voto, su nombre engaña y éste se percibe a menudo como uno de "segundo" rango.
También la excesiva focalización de las campañas en el candidato al puesto de canciller, sobre todo en el caso de CDU y SPD, puede inducir a error. No en pocas ocasiones, socialdemócratas y democratacristianos presentan a sus líderes sin siquiera nombrar al partido, y eso pese a que son las listas electorales partidarias las que realmente deciden qué formación gana las elecciones, y el nombre del jefe de Gobierno se decide casi siempre en las negociaciones con los socios de las habituales coaliciones.
Fuente: Deutsche Welle. Autor: Jochen Vock/ Luna Bolívar. Editora: Emilia Rojas
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