Escuché con atención el
mensaje de Nicolás Maduro ante la AN el miércoles pasado. No puedo decir que me
sorprendiera porque en realidad sospechaba su vacuidad, pero la responsabilidad
imponía no opinar a priori sin concederle el ahora injustificable margen de
duda. Más de lo mismo: La invariable línea discursiva que el chavismo emplea
desde su advenimiento hace quince años, encapsulada en el ataque político
polarizante que le ha resultado rentable y le permite el margen de maniobra del
que carece en materia económica, el consabido guión de acusaciones genéricas
contra los adversarios ciertos y supuestos, a quienes responsabilizan de todo
lo pésimo que acontece, así como la defensa de las propias acciones y
omisiones, la oferta vaporosa e inasible y etcétera, etcétera. La frustración
es de todo el país que creía que el mensaje presidencial anunciaría por fin las
medidas para superar aunque fuera en pequeñísima parte la tragedia cotidiana
que padece el país. Pero nada.
Al escoger nuestro
propio terreno, debemos insistir en los temas de la cotidianidad (escasez,
inflación, inseguridad), que son los que le interesan a la gente, y tener
presente que aquí puede pasar cualquier cosa, llámese estallido social, golpe
de Estado, elecciones nacionales y locales, terminación anticipada del período
por las causales del 233 constitucional y también elecciones presidenciales por
terminación natural del período. Todos los escenarios deben examinarse de más a
menos probables sin descartar ninguno, entendiendo que nadie puede por sí solo
y recordando que los esfuerzos colectivos por muy nobles pueden desembocar en
gigantescas frustraciones (como los sucesos de abril del 2002, el paro
petrolero, la plaza Altamira, la abstención en las parlamentarias del 2005 y
otros que no menciono para no herir susceptibilidades), y hasta
convirtiendo repentinamente a los villanos de hoy en héroes al día
siguiente o viceversa. Evitemos que nuestras equivocaciones lleven a la
reivindicación del chavismo salvándolo del desplome que parece indetenible o porque
se piense que somos peores. Convenzamos a la gente que somos la alternativa,
una propuesta para beneficio del país y no meramente un quitar unos para poner
otros. Nosotros tenemos la palabra.
Fuente: http://acciondemocratica.org.ve/adport/
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