Si en algún caso el
disparatorio gubernamental ha sido capaz de superar lo imaginable, es en
materia cambiaria, responsabilidad de la que el régimen no puede deslastrarse
arrojando sus culpas a terceros. Se ha perdido la cuenta de los sistemas de
control de cambio inventados en 16 años de gobierno chavista, cada uno más
corrupto e ineficiente que el precedente. La moneda nacional convertida en
basura, con valor inferior al del papel sobre el cual se halla impresa o del
metal donde está acuñada, no puede repararse a punta de inventar sistemas
cambiarios.
El problema es que este país está arruinado porque su economía ha
sido destruida por saqueos, confiscaciones, persecuciones, invasiones, quiebra
de unidades productivas y por eso obligada a importar el 70% de todo cuanto
consumimos, trátese de bienes de capital, insumos diversos, alimentos,
medicinas y hasta papel tualé. Cuanto más crezcan las importaciones mayor será
la demanda de divisas, y si el Estado no las provee porque el gobierno las
malbarató, se las robó o permitió que se las robaran, las que aparezcan serán
negociadas al precio que fije el vendedor y el que esté dispuesto a pagar el
comprador que las necesite. Así de simple.
Memorable la
intervención de Chávez hace unos cuatro años en una sesión de la AN (el video
rueda por las redes sociales) en la que se mofó de “los tontos que compran
dólares”, cuando según él estaba clarísimo que gracias a la portentosa economía
chavista, la paridad en cuestión de semanas sería de 4,30 bolívares por dólar y
cuidado si de uno-a-uno después que el prodigio de su genialidad nos
convirtiera en país-potencia. Los atronadores aplausos de los embelesados
diputados, estimulaban las inagotables fanfarronadas y dislates: que el dólar
era una pobre moneda devaluada, sin reserva ni respaldo, signo de un país con
una impagable deuda externa, quebrado económicamente, que había perdido
internacionalmente fuerza frente al euro, el yuan, el yen y el rublo, que había
que pensar en cambiar nuestras reservas internacionales a otras monedas. Al
paso, tuvo el arrojo de calificar al bolívar como “fuerte” para enfatizar su
dureza. También se refirió al “sucre” que se utilizaría en la Alba y de cuyo
paradero nadie tiene noticia.
En estos aciagos días,
padecemos las consecuencias de aquellas baladronadas. Cuando escribo estas
líneas, se requieren alrededor de 400 bolívares “fuertes” para adquirir uno
solo de los despreciables dólares. Según el gobierno, resulta que los culpables
de la devaluación que en estos 16 años de economía chavista alcanza el “ene”
por ciento, son los editores del portal Dolar Today que registra diariamente la
paridad cambiaria bolívar-dólar-euro, denunciados ante la Fiscalía General de
la República como traidores a la patria, conspiradores contra el salario de los
trabajadores, desestabilizadores del bolívar y un montón de sandeces más, por
un fumoso “frente nacional de defensa del bolívar”, cuando los demandados han
debido ser los del gobierno que pulverizaron la moneda.
La historia de las
monedas envilecidas es larga y antigua. Cuando, como en nuestro caso, la gente
pierde la confianza en su signo monetario, huye hacia cualquier cosa que
conserve o acreciente su valor mientras la moneda se desploma, sean divisas
extranjeras, valores, inmuebles, metales preciosos, artefactos, incluso
sobre comprando bienes inmediatamente consumibles. El que tenga ojos que vea.
- See more at:
http://acciondemocratica.org.ve/adport/henry-ramos-allup-controles-de-cambio/#sthash.ymda9MVc.dpuf
Si
en algún caso el disparatorio gubernamental ha sido capaz de superar lo
imaginable, es en materia cambiaria, responsabilidad de la que el
régimen no puede deslastrarse arrojando sus culpas a terceros. Se ha
perdido la cuenta de los sistemas de control de cambio inventados en 16
años de gobierno chavista, cada uno más corrupto e ineficiente que el
precedente. La moneda nacional convertida en basura, con valor inferior
al del papel sobre el cual se halla impresa o del metal donde está
acuñada, no puede repararse a punta de inventar sistemas cambiarios. El
problema es que este país está arruinado porque su economía ha sido
destruida por saqueos, confiscaciones, persecuciones, invasiones,
quiebra de unidades productivas y por eso obligada a importar el 70% de
todo cuanto consumimos, trátese de bienes de capital, insumos diversos,
alimentos, medicinas y hasta papel tualé. Cuanto más crezcan las
importaciones mayor será la demanda de divisas, y si el Estado no las
provee porque el gobierno las malbarató, se las robó o permitió que se
las robaran, las que aparezcan serán negociadas al precio que fije el
vendedor y el que esté dispuesto a pagar el comprador que las necesite.
Así de simple.
En estos aciagos días, padecemos las consecuencias de aquellas baladronadas. Cuando escribo estas líneas, se requieren alrededor de 400 bolívares “fuertes” para adquirir uno solo de los despreciables dólares. Según el gobierno, resulta que los culpables de la devaluación que en estos 16 años de economía chavista alcanza el “ene” por ciento, son los editores del portal Dolar Today que registra diariamente la paridad cambiaria bolívar-dólar-euro, denunciados ante la Fiscalía General de la República como traidores a la patria, conspiradores contra el salario de los trabajadores, desestabilizadores del bolívar y un montón de sandeces más, por un fumoso “frente nacional de defensa del bolívar”, cuando los demandados han debido ser los del gobierno que pulverizaron la moneda.
La historia de las monedas envilecidas es larga y antigua. Cuando, como en nuestro caso, la gente pierde la confianza en su signo monetario, huye hacia cualquier cosa que conserve o acreciente su valor mientras la moneda se desploma, sean divisas extranjeras, valores, inmuebles, metales preciosos, artefactos, incluso sobre comprando bienes inmediatamente consumibles. El que tenga ojos que vea.
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Si
en algún caso el disparatorio gubernamental ha sido capaz de superar lo
imaginable, es en materia cambiaria, responsabilidad de la que el
régimen no puede deslastrarse arrojando sus culpas a terceros. Se ha
perdido la cuenta de los sistemas de control de cambio inventados en 16
años de gobierno chavista, cada uno más corrupto e ineficiente que el
precedente. La moneda nacional convertida en basura, con valor inferior
al del papel sobre el cual se halla impresa o del metal donde está
acuñada, no puede repararse a punta de inventar sistemas cambiarios. El
problema es que este país está arruinado porque su economía ha sido
destruida por saqueos, confiscaciones, persecuciones, invasiones,
quiebra de unidades productivas y por eso obligada a importar el 70% de
todo cuanto consumimos, trátese de bienes de capital, insumos diversos,
alimentos, medicinas y hasta papel tualé. Cuanto más crezcan las
importaciones mayor será la demanda de divisas, y si el Estado no las
provee porque el gobierno las malbarató, se las robó o permitió que se
las robaran, las que aparezcan serán negociadas al precio que fije el
vendedor y el que esté dispuesto a pagar el comprador que las necesite.
Así de simple.
En estos aciagos días, padecemos las consecuencias de aquellas baladronadas. Cuando escribo estas líneas, se requieren alrededor de 400 bolívares “fuertes” para adquirir uno solo de los despreciables dólares. Según el gobierno, resulta que los culpables de la devaluación que en estos 16 años de economía chavista alcanza el “ene” por ciento, son los editores del portal Dolar Today que registra diariamente la paridad cambiaria bolívar-dólar-euro, denunciados ante la Fiscalía General de la República como traidores a la patria, conspiradores contra el salario de los trabajadores, desestabilizadores del bolívar y un montón de sandeces más, por un fumoso “frente nacional de defensa del bolívar”, cuando los demandados han debido ser los del gobierno que pulverizaron la moneda.
La historia de las monedas envilecidas es larga y antigua. Cuando, como en nuestro caso, la gente pierde la confianza en su signo monetario, huye hacia cualquier cosa que conserve o acreciente su valor mientras la moneda se desploma, sean divisas extranjeras, valores, inmuebles, metales preciosos, artefactos, incluso sobre comprando bienes inmediatamente consumibles. El que tenga ojos que vea.
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