La
expresión “patente de corso” nada tiene que ver con los originarios de Córcega,
se refiere más bien a la carta o patente que alguien podía presentar (“hacer
patente”) para demostrar que estaba autorizado a emprender una campaña naval
para perseguir a los piratas o a embarcaciones enemigas, es decir, para hacer
un corso del latín “cursus” = “carrera”. Mercenarios, en una palabra, pero
protegidos por una autorización legítima.
Es
por esta última razón que hemos alertado públicamente, y en lo interno de
Acción Democrática, sobre el peligro de seguir la tendencia obsoleta y
periclitada (Rómulo dixit) del anticomunismo rabioso, pues con esas actitudes
solo llevamos agua al molino del régimen venezolano. Entendamos que a pesar de
su fracaso mundial, el comunismo, querámoslo o no, continúa siendo una
referencia ética aunque demagógica, pero que se encuentra en la memoria
histórica de los pueblos como sinónimo de justicia, de entrega heroica a la
causa de los desheredados de la tierra.
Cuando
decimos que el régimen venezolano es comunista, creyendo ingenuamente que lo
estigmatizamos, lo que verdaderamente hacemos es ayudarlos en el
enmascaramiento de la proa del barco donde navegan, con patente de corso,
“corsarios”, “piratas” y “bucaneros” de toda laya, pero ¿comunistas? ni
pensarlo. Comunista fue el Che Guevara, y en el ideario de las masas pobres latinoamericanas
persiste la errónea creencia de que fue un mártir, una especie de apóstol
número 13, y así lo vendió la publicidad comunista urbi et orbi.
Guevara
fracasó en todas las aventuras que acometió y fue ostensiblemente traicionado
por sus correligionarios debido a su descocada idea del “foquismo”, de los
“uno, dos, tres Vietnam”, pero no hay dudas de que fue un hombre honesto. ¿Cómo
podemos entonces seguirles el juego a los hermanitos Castro y a sus adláteres
venezolanos, comparando aquel valiente iluso, quien abandonó un ministerio en
Cuba y a sus seres queridos por irse a las montañas del Congo y Bolivia, con
esta cáfila de perpetradores del mayor latrocinio de que se tenga memoria en la
historia de los pueblos del mundo? Me refiero a quienes realmente se enriquecen
a ojos vista, porque de que hay gente honesta y comunistas ingenuos, en este
gobierno, también es innegable. Esos tienen que ayudar a la denuncia de los
farsantes.
Si
caracterizamos este régimen con la simpleza de llamarlo “comunista”, no solo
estamos contribuyendo con la mentira más grande que hayan inventado, para
perpetuarse en el poder, unos individuos desclasados que de comunistas solo
tiene la franela roja, que se encasquetan para engañar incautos, quienes
prometen la llegada “algún día” del hombre nuevo.
En
una palabra prometen un “Jesucristo redivivo”, multiplicado por todos los seres
humanos que serían “hombres nuevos”, pero eso sí… allá, bien lejos en el
tiempo. Por supuesto, que ese día nunca vendrá, pero mientras tanto las mafias
de la “boliburguesía” siguen llenando sus arcas insaciables ayudadas por sus
ingenuos camaradas que los creen comunistas, en colaboración con algunos
opositores que podrían, eventualmente, ser enterrados en urna blanca.
Arrebatémosle,
entonces, la patente de corso del comunismo a los corruptos de este proceso y
caractericémoslos con el verdadero estigma de “mafiosos del siglo XXI”. Los
honestos y los verdaderos comunistas, aunque en minoría, lo agradecerán.
Tomado
de: -http://www.el-nacional.com/antonio_ecarri_bolivar/Comunismo-patente-corso-mafiosos_0_506349499.html
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