Desde
1999 se han popularizado los términos “Cuarta” y “Quinta República”,
sin embargo, ninguno tiene razón de ser y son producto de una visión
deformada de la historia venezolana cuyo fin es servir de respaldo al
régimen político del MVR/PSUV. Para entender esta afirmación es
necesario rememorar algunos hechos. La historiografía tradicional
expresa que la Primera República comenzó con la firma del Acta de la
Independencia el 05/07/1811 y culminó con la capitulación de Francisco
de Miranda en San Mateo el 25/07/1812. La Segunda República se inició
con la entrada de Bolívar en Caracas el 06/08/1813, al término de la
Campaña Admirable y finalizó con la Quinta Batalla de Maturín el
11/12/1814. La Tercera República se originó a partir de la victoriosa
campaña que permitió recuperar Guayana en 1817 hasta el Congreso de
Angostura, el 15 de febrero de 1819, que allanó el camino para la
creación de la República de Colombia, erróneamente conocida como “Gran
Colombia” según la historiografía tradicional. El consenso
historiográfico actual afirma que esos tres momentos fueron intentos de
república y que sólo ha habido una república desde 1830 hasta la
actualidad. Los ideólogos del régimen chavista han sacado del sombrero
del mago no sólo la “Cuarta”, sino también la “Quinta República”.
Explican estos ciudadanos que la “Cuarta República” se habría iniciado
con la decisión del Congreso Constituyente de Valencia de separar a
Venezuela de la República de Colombia el 06/05/1830 hasta el 02/02/1999
cuando tomó posesión de la presidencia Hugo Chávez Frías y a partir de
ese momento se inauguraría la “Quinta República” en la cual
supuestamente estamos. Estos argumentos deben ser considerados puro
negacionismo histórico y la explicación de esto estriba en la necesidad
de deformar la historia para adaptarla a los intereses de una
parcialidad política. Hay otro argumento que se puede emplear para
rechazar esa desfiguración histórica y es la necesidad de darle nombre
al movimiento político que respaldó a Hugo Chávez como candidato en las
elecciones presidenciales de 1998. Para explicar eso recordemos la
creación del MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario 200),
organización creada por Chávez el 17/12/1982, la cual quedó implicada en
el fallido golpe militar del 04/02/1992 contra el presidente
constitucional Carlos Andrés Pérez, con la posterior captura y
encarcelamiento de los principales actores de dicho movimiento
sedicioso. Al recuperar Chávez su libertad y aceptar la creación de un
partido político para competir en las elecciones de 1998 se generó el
problema de la no aceptación pública de las siglas MBR pues la palabra
“Bolivariano” no podría usarse dada la prohibición de la Ley de Partidos
Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones de emplear nombres de
próceres en aspectos electorales. Surgió entonces la idea de modificar
la sigla “B” por la “V” para transformarse en MVR (Movimiento Quinta
República). En resumidas cuentas, la necesidad de crear un partido
político impulsó la modificación de la concepción de la historia
sostenida por los partidarios del chavismo para justificar la existencia
de la organización. No existe en consecuencia una visión objetiva pues
tal argumento carece de generalidad y abstracción. A partir de la
llegada al poder de esta casta política los factores dominantes
comenzaron una aguda campaña para estigmatizar a la “Cuarta República”
como un período de entrega a los “intereses imperialistas” y de poca
inclinación hacia las necesidades populares y, como contrapartida, la
“Quinta República” como una etapa de “real independencia nacional” con
una gestión alejada de los intereses de la “burguesía” (aunque en un
principio usaron el término erróneo de “oligarquía”) y más cercana al
“pueblo”. Como conclusión, es no sólo un error, sino también una
traición a los intereses sagrados de la patria emplear estos términos
provenientes de una “oligarquía”, ahora sí usada correctamente según su
significado aceptado por la Real Academia Española, mal llamada
bolivariana por el uso demagógico de la figura del Padre de la Patria.
La historia no debe interpretarse por las exigencias de un grupo que
ocupa el poder momentáneamente, sino por el desenvolvimiento real de los
hechos ocurridos. El problema es que esas expresiones han calado
hondamente en los ciudadanos dada la carencia de memoria histórica en la
mayoría de los venezolanos sin detenerse a pensar en que la conquista
del lenguaje implica el avance de medio camino para la apropiación del
pensamiento individual y colectivo. La difusión de los logros de la
Democracia Civil (1958-1998) y su comparación con lo hecho en el
chavismo es más que suficiente para echar por tierra esa malsana
interpretación. (*)
(*) Artículo actualizado el 20/10/2014
(*) Artículo actualizado el 20/10/2014
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