domingo, 19 de octubre de 2014

Socialdemocracia: Orígenes e ideología




Eduard Bernstein (1850-1932)
La socialdemocracia es una tendencia política que surgió a finales del siglo XIX a partir del movimiento socialista. La socialdemocracia moderna se diferencia de otras concepciones del socialismo por la manera que interpreta el significado e implicaciones de ese término, especialmente en materias políticas: «La Internacional Socialista se fundó hace cien años para coordinar la lucha mundial de los movimientos socialistas democráticos por la justicia social, la dignidad humana y la democracia. En ella se reunieron partidos y organizaciones de tradiciones diferentes, que compartían el objetivo común del socialismo democrático. A lo largo de su historia, los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas han defendido los mismos valores y principios. [...]
Los socialistas democráticos han llegado a proclamar estos valores por caminos muy distintos, a partir del movimiento obrero, de los movimientos populares de liberación, de las tradiciones culturales de asistencia mutua y de solidaridad comunitaria en muchas partes del mundo. También tienen raíces en las diversas tradiciones humanistas del mundo. Pero aunque existan diferencias ideológicas y culturales, todos los socialistas comparten la concepción de una sociedad mundial pacífica y democrática, con libertad, justicia y solidaridad».[1] La socialdemocracia también aborda los temas de los valores desde un prisma progresista.

Los socialdemócratas se caracterizan por sus políticas reformistas ligadas a la participación ciudadana, a la protección del medio ambiente y a la integración de minorías sociales en las democracias modernas.


Orígenes

La socialdemocracia surge a finales del siglo XIX y principios del XX en el seno del movimiento obrero y el socialismo. La necesidad de articular políticamente el movimiento proletario hizo que en las conclusiones de la Conferencia de Londres que dio origen a la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, 1864) se aconsejara –inspirándose prioritariamente en el pensamiento marxista– la creación de partidos políticos. Estos partidos serían los defensores de las ideas sostenidas por la Internacional y se articularían como "vanguardia organizada de las fuerzas proletarias". El primer partido socialdemócrata fue el SPD alemán, fundado en 1869 y señalado como ejemplo a seguir por los líderes de la Internacional. Le siguieron los partidos socialdemócratas de España (1879), Bélgica (1885), Austria (1889), Hungría (1890), Polonia (1892), Rumania (1893), Bulgaria y Holanda (1894), Argentina (1896), y Rusia (1898). Un desarrollo político muy importante tuvieron los partidos socialdemócratas escandinavos (Dinamarca, 1871; Noruega, 1887; Suecia, 1889). En Inglaterra y algunos otros países los partidos socialistas siguieron una línea más laborista y adoptaron ese nombre.

En la época de su fundación, y una vez expulsados los anarquistas de la II Internacional en 1896, todos estos partidos nacionales tuvieron planteamientos ideológicos muy semejantes, inspirados en el triunfante marxismo. Inicialmente los partidos socialdemócratas incluyeron socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Lenin, moderados o centristas que defendía la ortodoxia o camino intermedio como Karl Kautsky y Jean Jaurès y quienes se concentraban en dos metas, el logro del sufragio universal y la conquista del Estado a fin de utilizarlo como instrumento de progreso al socialismo, por ejemplo: Ferdinand Lassalle, etc.

Sin embargo, pronto se abrió una profunda brecha ideológica por parte de Eduard Bernstein, quien postula –citando a Engels– que el socialismo se logrará a través de una lucha «prolongada, tenaz, avanzando lentamente de posición a posición».[2] Lo que producirá una especie de evolución del capitalismo dado que por un lado: A) Las condiciones económicas no eran las suficientes como para permitir la aparición del socialismo (ver obra citada) y B) Que la concentración o acumulación del capital no se ha realizado en los términos previstos por Marx, sino por el contrario, se ha extendido a través de la generalización de las empresas de capital social; lo que significa que en lugar de pauperizar, la sociedad entera ha logrado mejorar los niveles de vida de amplios sectores de ella[3] y por el otro, la ampliación de la democracia y los logros de beneficios sindicales que esa extensión hace posible significa que el proletariado tendría cada vez más derechos a defender y por lo tanto, menos razones para una insurrección. Todo lo anterior "ha revolucionado completamente las condiciones de la lucha del proletariado. Los métodos de 1848 (la referencia es al Manifiesto Comunista) son obsoletos en todo sentido".[2] Paralelamente Bernstein argumenta que la extensión de derechos democráticos a las clases desposeídas -específicamente, el derecho a voto a quienes no son propietarios (sufragio censitario)- cambia las reglas de la política: la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y por lo tanto supera la necesidad de una insurrección y/o guerra civil a fin de instaurar una dictadura del proletariado. Consecuentemente, Bernstein analizaba la posibilidad de transformación del capitalismo al socialismo mediante un proceso de reformas políticas y económicas; la consecución de estas reformas debía figurar en adelante como objetivo prioritario del movimiento obrero, por lo que la confrontación electoral y la presencia parlamentaria de los partidos socialdemócratas se transforman en método central de avance al socialismo. Aunque las tesis de Bernstein fueron condenadas por casi todos los partidos, su posicionamiento (denunciado por los continuistas como revisionismo) tuvo una amplia influencia en el socialismo internacional.

Es importante mantener presente que las reformas que Bernstein está postulando no se refieren solo un sistema de beneficios, sean sindicales o sociales, sino que al sistema político mismo -especialmente el de su tiempo- Para él, la democracia es un concepto no solo mejorable sino un objetivo político que se debe lograr o implementar -por ejemplo, a través de la lucha por el derecho de los sindicatos a participar no solo en la administración de empresas sino también en la dirección política de un país- Así, define democracia, negativamente, como: “la ausencia del gobierno de clases (...) el principio de la supresión del gobierno de las clases aunque no todavía la actual supresión de las clases”.[4]

Por su parte, los partidos laboristas estaban también fuertemente influidos por la visión de la Sociedad Fabiana, quienes creen que la transición a una sociedad socialista podía lograrse mejor mediante una evolución dentro de la democracia representativa que por una revolución violenta o algún otro medio alternativo al de elecciones democráticas.


Ideología

La socialdemocracia plantea:[5]

  • La socialización y la propiedad pública en el marco de una economía mixta controlada democráticamente.
  • Programas subvencionados de educación, cuidado de salud universal, cuidado infantil y los relacionados servicios sociales para todos los ciudadanos.
  • Un amplio sistema de seguridad social, con el objetivo declarado de contrarrestar los efectos de la pobreza y asegurar a los ciudadanos contra la pérdida de ingresos a raíz de enfermedad, desempleo o jubilación.
  • Organismos gubernamentales que regulen la empresa privada en defensa del trabajador y de los consumidores, garantizando los derechos laborales (es decir, apoyar el acceso de los trabajadores a los sindicatos), y de los consumidores la protección y la competencia de mercado.
  • Democracia representativa en el marco del estado de derecho.
  • Ecologismo y protección del medio ambiente a través de las leyes, por ejemplo, la financiación de energía alternativa, además recursos y leyes destinados a combatir el calentamiento global.
  • Sistemas de impuesto progresivo para financiar los gastos del gobierno.
  • Una política social secular y progresista.
  • Inmigración y multiculturalismo.
  • El comercio justo en libre comercio.
  • Una política exterior de apoyo a la promoción de la democracia, la protección de los derechos humanos y en lo posible, a partir del multilateralismo.
  • Promoción de la justicia social, los derechos humanos, derechos sociales, derechos civiles y libertades civiles.


La socialdemocracia después de la revolución bolchevique

Socialdemocracia como "socialismo reformista": El triunfo de la revolución bolchevique hizo que el socialismo internacional se dividiera definitivamente en dos grandes grupos; las facciones más radicales de los partidos socialistas y socialdemócratas se escindieron y acabaron conformando partidos comunistas, integrados en la III Internacional (Internacional Comunista o Comintern), que seguía una línea próxima al gobierno bolchevique en Moscú a fin de lograr la socialización de los medios de producción, tal como sucedió en la URSS y en Cuba, por ejemplo.

Los partidos o corrientes que seguían las tesis de Bernstein continuaron denominándose socialdemócratas y se fueron agrupando en la Unión de Partidos Socialistas para la Acción Internacional (irónicamente denominada "Internacional Dos y medio" o "Segunda Internacional y media" por los partidarios del comintern). Finalmente, estos partidos concurren a la creación de Internacional Obrera y Socialista en 1923. Entre los impulsores de esta Internacional se encontraba el Partido Socialdemócrata de Austria, al que pertenecían diversas personas, como Otto Bauer, que fueron englobadas dentro del austromarxismo.

Algunos de estos partidos alcanzaron labores de gobierno, en solitario o en coalición, incluso con partidos comunistas, en el tumultuoso escenario de la Europa de entreguerras. Algunos partidos que formaban parte de esta Internacional defendían la reforma como forma de llegada a un socialismo sin propiedad privada y no se oponían a la existencia de la URSS, otros -especialmente los laboristas- llegaron - bajo la influencia del keynesianismo a proponer que lo central es el control estatal de los mecanismos financieros -a partir de lo cual seguirá un proceso lento de evolución hacia el socialismo,

Aparte de los ya nombrados, entre los pensadores y políticos más conocidos que tuvieron más influencia sobre la socialdemocracia en este periodo se encuentran: Léon Blum; Ramsay MacDonald; Pierre Mendès France; Tony Crosland (principal implementador político de las ideas de Keynes), John Maynard Keynes; John Kenneth Galbraith, Olof Palme, Nehru, etc.


La socialdemocracia contemporánea

En los últimos tiempos, muchos socialdemócratas mantienen que no existe un conflicto entre la economía capitalista de mercado y su definición de una sociedad de bienestar mientras el estado posea atribuciones suficientes para garantizar a los ciudadanos una debida protección social. En general, esas tendencias se diferencian tanto del social liberalismo como del liberalismo progresista en la regulación de la actividad productiva, y en la progresividad y cuantía de los impuestos. Esto se traduce en un incremento en la acción del Estado y los medios de comunicación públicos, así como de las pensiones, ayudas y subvenciones a asociaciones culturales y sociales. Algunos gobiernos europeos han aplicado en los últimos años una variante de la Tercera Vía que es un poco más próxima al liberalismo, con un menor intervencionismo y presencia de empresas públicas, pero con el mantenimiento de las ayudas y subvenciones típicas de la socialdemocracia. Por lo demás, su ideología en temas sociales es equiparable a la del resto de la izquierda política.

Entre los pensadores que han tenido más influencia sobre la socialdemocracia en el presente se encuentran Gerhard Schröder, Paul Krugman, Robert Solow, Joseph Stiglitz, Amartya Sen, Claus Offe, y, principalmente, Norberto Bobbio y Zygmunt Bauman. Las ideas que han dado origen a las posiciones de Tony Blair y Gordon Brown se asientan principalmente sobra la obra de Anthony Giddens y Jeffrey Sachs. Gordon Brown ha sido también influido por alguna de las percepciones de Gertrude Himmelfarb.

Los partidos socialdemócratas se encuentran entre los más importantes en la mayor parte de los países europeos, así como en la mayor parte de países influidos por el viejo continente, con la notable excepción de Estados Unidos, donde Bernie Sanders es el único senador independiente que se declara abiertamente como socialista democrático. Además, en Latinoamérica, tienen gran importancia, ya que por ejemplo, el Partido Socialista de Chile, el Partido Aprista Peruano, la Unión Cívica Radical de Argentina, Acción Democrática de Venezuela y el Partido Liberación Nacional de Costa Rica, han dado varios gobiernos a sus respectivos países.

La mayor parte de los partidos socialdemócratas son miembros de la Internacional Socialista, que es sucesora de la Segunda Internacional y la Internacional Obrera y Socialista a partir de 1951.

A menudo se utilizan los términos "socialismo" o "socialista" en referencia a la socialdemocracia y los socialdemócratas, aunque el concepto "socialismo" es más amplio, ya que en diferentes países pueden incluir a socialistas democráticos, marxistas, comunistas y anarquistas.


Notas y referencias

1.    «Declaración de principios». lainternacionalsocialista.org. Consultado el 12 de enero de 2014.

2.    Saltar a: a b Bernstein: «Qué es lo que Marx realmente enseñó». (en inglés)

3.    ver Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia (1899)

4.    Bernstein > Evolutionary Socialism Chapter IIIThe Tasks and Possibilities of Social Democracy (c) Democracy and Socialism

5.    ver Internacional Socialista Declaración de principios y Carta ética de la Internacional Socialista

Fuente: Wikipedia

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