El título de esta semana puede sonar
sugerente al lector habitual. En la vida personal, familiar y, por supuesto en
la propuesta de país encontramos, a diario, una lucha por lograr los objetivos
propuestos, por alcanzar las metas que nos hemos fijado como nación.
En el lejano mes de septiembre de
1960, bajo el gobierno de Rómulo Betancourt, siendo ministro de Minas e
Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo, se crea la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP). Estos venezolanos, Betancourt y Pérez Alfonzo,
diseñan una estrategia inusitada de posicionamiento internacional de nuestra
nación, dentro de un esquema novedoso, por no decir inusitado.
La creación de
un "cartel" de productores de petróleo en una sociedad de extracción,
consumo y malbaratamiento de cualquier cosa producida por la especie humana
parecía la norma de las economías de postguerra, como efecto de ésta o para
"alegrar" las sociedades tras el gran trauma de las conflagraciones
mundiales. Por ello, la OPEP no sonaba como una corporación que pudiere generar
algo acuciante ante las grandes trasnacionales petroleras figuradas por
"las siete hermanas" (nombre con el que se conocían a las más
importantes industrias petroleras de EUA, Gran Bretaña y Países Bajos).
De igual forma, la nacionalización del
petróleo, ocurrida bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1976) permitió
cerrar un proceso de reversión petrolera y de reintegro de soberanía al Estado
venezolano que, tras la extracción, procesamiento y comercialización del crudo,
había regido "el oro negro" desde las primeras explotaciones locales
a finales del siglo XIX.
Si bien la apertura petrolera y la
entrada de nuevas inversiones en el campo petrolero son revisables y fueron
altamente criticadas a finales del siglo XX, por grupos que hoy ejercen el
poder del régimen y que se decían de izquierdas, no es menos cierto que, las
modificaciones legislativas presentadas por el finado Comandante presidente
(2001), así como la estrategia de precios hacia el alza, llevaron los niveles
internacionales a rangos sin precedentes: rompiendo la barrera de los $100. El
fin de esta medida, en ningún momento significó un incremento de la inversión
permanente en infraestructura local reproductiva. La corrupción y la política
redistributiva de la riqueza petrolera, vía las misiones, constituyeron el más
grande despilfarro conocido en nuestra historia, con la subsecuente creación de
una nueva clase económica local, a la cual hemos referido en otras entregas.
Ahora, en el 2014, Venezuela ha pasado
al culmen del retroceso petrolero. Por primera vez en poco más de cien años
vamos a importar petróleo desde Argelia. Estas soluciones aisladas, suenan a
esperpento gerencial de la nueva Pdvsa, por un lado. Por otra parte, la
Asamblea Nacional requiere conocer y, reprobar si fuere el caso, la errática y
controvertida decisión de la industria.
Vivimos un país de sobresaltos.
Guerras: bacteriológicas, económicas, políticas, imperiales... Sin embargo, la
real guerra es la batalla interna por lograr encaminarnos hacia un país mejor y
más justo. Sin metas ni objetivos claros, la barca de la nación naufraga. Es
imperioso el diálogo. Es imposible desarrollar una nación sin reencontrarnos
dentro de nuestras diferencias.
Dios quiera que, la designación del Comité de Postulaciones para los miembros del CNE sea el inicio tímido hacia un cambio de actitud y de parlamento más plural que requiere la patria. Ya hay aves agoreras y francotiradores de Twitter saboteando la decisión parlamentaria.
Dios quiera que, la designación del Comité de Postulaciones para los miembros del CNE sea el inicio tímido hacia un cambio de actitud y de parlamento más plural que requiere la patria. Ya hay aves agoreras y francotiradores de Twitter saboteando la decisión parlamentaria.
Vienen nuevos tiempos... ¿mejores?
Dependerá del camino que cada quien le quiera dar a la patria: civilización o
barbarie.
@rafaelmartinezn
@proyecto_pais
Tomado de:
-http://www.eluniversal.com/opinion/141018/la-confrontacion-final
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