sábado, 6 de septiembre de 2014

Isidro Toro: Semejanzas entre nazi-fascistas y comunistas



Cuando Stalin se convirtió en dictador de Rusia, en 1924, acuñó el término “problema judío”, que luego tomarían los nazis.

El hecho de que Stalin fue aliado de las potencias occidentales contra el eje conformado por Alemania, Italia y Japón, entre otros, durante la II Guerra Mundial, no es óbice para olvidar las características del régimen instaurado en Rusia y países subyugados por los soviets y las de sus herederos, aunque guarden algunas particularidades que los distinguen.

Tampoco debemos dejar en el tintero la alianza entre los comunistas rusos y los nazis alemanes. Al momento de invadir Polonia, la extinta URSS se engullía vastos territorios en Europa Oriental. O sea, el talante es parecido.

Veamos algunos aspectos ideológicos del nazismo y echemos una ojeada a los regímenes marxistas y sus derivados, castristas, coreano o chavista.

Hitler plantea la necesidad de la regeneración nacional. Para ello hay que acabar con el sistema de libertades que se sostiene institucionalmente en el parlamentarismo, elecciones libres y otras características. Mussolini emprende la guerra fratricida contra Etiopia, mientras que la falange de Primo de Rivera habla de la redención española para hacer de la nación algo grande y fuerte. Los nazis de Hitler y su discurso de supremacía de la raza aria, llevan al mundo a una guerra con un registro de varias decenas de millones de muertos.

En el campo soviético las reubicaciones forzosas de pueblos enteros, el exterminio de grupos bien definidos y la creación de los gulag, en el proceso de construcción del hombre nuevo, el socialista al servicio de la URSS y de la causa universal del comunismo, están bien documentadas.

El chavismo trata de avanzar con un discurso del “hombre nuevo”, utilizando el sistema educativo para borrar  el pasado y obligar a la sociedad a pensar de manera unidimensional. Con un discurso propio del siglo XIX, se habla del imperialismo y se ganan batallas inexistentes, donde crean enemigos donde no los hay, para luego desatar una guerra la cual nadie ve y, finalmente, proclamar victorias que no se perciben. Una manera de erigir la supremacía del nuevo hombre formado en el chavez-comunismo.

Otro aspecto en que se parecen es en los medios. Cada uno en su época logra aplicar en diferentes maneras, el uso de la fuerza, pero siempre hay un mínimo común denominador. Los discursos de Hitler, Franco, Mussolini, Stalin y herederos comunistas hablas de voluntad, disciplina, supeditación de los intereses individuales a los colectivos -que siempre son los del Estado-, sacrificios sin límites. Toda una movilización nacional para imponer el modelo único que luego será necesario exportar para derrotar a los enemigos que fuera de las fronteras nacionales, conspiran contra la salud y buena marcha de la nación. Para ello si hay que aplicar la fuerza en beneficio de un bien superior, pues se hace. Los tribunales y demás andamiaje institucional, darán legalidad a cualquier acción que en una sociedad democrática puede ser considerada contraria al derecho de las personas.

El arma fundamental es imponer la ideología totalitaria como medio para lograr el consenso político y la homogeneización de la sociedad. Cumple un papel de vital importancia los medios de comunicación y para ello se exige su control. El que mantenga algún nivel mínimo de autonomía, se le exige la utilización de un lenguaje que no desentone con la prensa oficial. Sobre este tema hay muchas investigaciones que analizan la metodología en regímenes nazi-fascistas y comunistas. En nuestras latitudes, los profesionales de la prensa han denunciado recurrentemente la amenaza, a pesar que cada día tienen reducidos los espacios donde ejercer su derecho.

Cierto es que los regímenes marxistas se fundamentan, teóricamente, en una sociedad sin clases. Pero sólo en los discursos y consignas. Si en el nazi-fascismo las clases sociales se sustituyen por la noción de raza y nación, la lucha de clases del comunismo por la guerra imperial; en el marxismo deviene un grupo selecto, militante del partido, que ocupa la inmensa mayoría de los puestos de la burocracia y la epopeya guerrera, primero, dada a lo interno aplastando cualquier oposición; luego internacionalizando el comunismo, como lo realiza Stalin al ocupar militarmente Europa Oriental e imponerle su sistema y quien se oponga, es considerado enfermo mental y recluido en centros que no dejan de ser campos de concentración.

Nazi-fascismo y comunismos son anti libertad. La tradición de la sociedad ilustrada, con libre pensamiento e instituciones representativas no tienen cabida en sistemas totalitarios, donde el partido único o hegemónico es instrumento de control social y se imponen listas de segregados que de hecho han perdido la condición de ciudadanos.

Exacerban el nacionalismo, pero el mal entendido, como lo explica RómuloBetancour en 1936, un nacionalismo que necesita de “una retórica demagógica capaz de engañar a varios sectores medios y obreros. Esa retórica fue la del nacionalismo agresivo, bélico y provocador. Apelando a ese fondo de barbarie indigerida que lleva dentro de sí el hombre civilizado, Mussolini y Hitler llegaron al poder, tal como conquistaba el "mando" de su tribu, en las épocas más remotas de la historia de la humanidad, el cacique más dispuesto a robarle tierras y mujeres a las tribus vecinas.”(1)

Ambos se caracterizan por practicar un darvinismo social. Suficientemente señaladas están las atrocidades cometidas por los regímenes nazi-fascistas en campos de concentración o exterminio de judíos, gitanos, homosexuales y cualquiera que no fuera útil para la raza aria. Pero en el comunismo tenemos casos parecidos: las persecuciones en la URSS están bien registradas. El líder revolucionario Grigori Zinoviev  señala: “Para deshacernos de nuestros enemigos, debemos tener nuestro propio terror socialista. Debemos atraer a nuestro lado digamos a noventa de los cien millones de habitantes de la Rusia soviética. En cuanto a los otros, no tenemos nada que decirles. Deben ser aniquilados”.(2)

Cuando Stalin se convirtió en dictador de Rusia, en 1924, acuñó el término “problema judío”, que luego tomarían los nazis. Para Stalin los judíos no eran sino un pueblo burgués que jamás podría emanciparse nacional ni socialmente. La solución a este “problema” pasaba por aislar a los judíos en un macro-guetto del que no pudieran salir, convirtiéndose así en una gran cárcel aislada del mundo exterior. El territorio escogido se llamaba Birobidzhan, un área de 35.000 Km2 situado en el lejano Este junto a la frontera con China.(3)

Si vemos lo ocurrido en la China comunista, no se diferencia en mucho. Salta a la vista la matanza de los comunistas en Camboya, los fusilamientos ordenados por el régimen de Fidel Castro en Cuba y el cognomento de “gusano” a todo aquel que no compartiera su política; a un gusano se aplasta y no ocurre nada. Todo eso se resume en una frase: darvinismo social.

Si el nazi-fascimo ataca la desigualdad biológica estos, en comparsa con el comunismo, construyen una sociedad piramidal signada por principios elitistas, donde el sistema de cooptación garantiza el apoyo de los niveles inferiores a los superiores, así llegando al control de la sociedad entera.

Finalmente, ambas expresiones, la nazi-fascista y las comunistas son totalitarias. Identifican el Estado con el Partido, tienen una visión orgánica de la sociedad en la cual no existen las barreras que separan la vida pública de la privada. En definitiva: el Estado-Partido lo es todo, es lo absoluto y las personas son relativas. En nuestra sociedad no hemos llegado, por ahora… 

Foto: Gulag comunista en Rusia

Notas y bibliografía
1)    Romulo Betancourt, nacionalismo. http://nacioparahacerhistoria.blogspot.com/2014/09/romulo-betancourt-1936-nacionalismo.html
2)    Grigori Zinoviev Apfelbaum, septiembre de 1918, en “Severnaya Comuna”, núm. 109, 19 de septiembre de 1918, pág. 2. LIBRO NEGRO, 93.
3)    http://05racismo.blogspot.com/2009/04/138-los-pogroms-comunistas.html

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