David Held. “Global Covenant.
The Social Democratic Alternative to the Washington Consensus”.
The Social Democratic Alternative to the Washington Consensus”.
A diferencia de la consigna marxista de destruir al Estado para
establecer una sociedad sin clases, el planteamiento socialdemócrata
sostiene que la instauración del socialismo debe realizarse a través de
la utilización del Estado. Se acepta que la emancipación de la clase
trabajadora puede lograrse dentro de la sociedad capitalista.
En otras palabras, se trata de impulsar el mayor número de reformas sociales posibles a favor de los más débiles con miras a construir un Estado social y democrático que garantice los derechos y el bienestar de la mayoría sin necesidad de abolirlo.
En términos económicos, los socialdemócratas aceptan el sistema de
economía de mercado, aunque cuando saben que éste presenta deficiencias
al asignar los recursos. Por lo tanto, promueven la intervención de la
autoridad pública para establecer equilibrios y garantizar la libertad
económica.
La tarea fundamental del movimiento socialdemócrata es organizar
políticamente a la clase trabajadora para luchar por la ampliación de
sus derechos políticos y sociales para, una vez organizada, formarla
para la democracia.
En suma, la socialdemocracia destacó por su gran vocación democrática
y de transformación, a la par de que mantuvo viva la utopía socialista.
Hoy día, la socialdemocracia ha buscado mejorarse a sí misma,
ubicándose entre el modelo socialdemócrata clásico y el modelo
neoliberal. Los socialdemócratas aceptan hoy las condiciones de
disciplina fiscal, estabilidad macroeconómica y reformas políticas que
demanda el neoliberalismo. Sin embargo, fieles a sus principios y
valores, también son capaces de mantener la esencia del modelo: (i) un
Estado socialmente responsable; (ii) un Estado como regulador último de
la economía y (iii) el compromiso con el bienestar social de las
mayorías.
En fin, la socialdemocracia como tesis política se impone como
alternativa progresista frente a las tendencias conservadoras que han
avalado el desarrollo desigual entre los ricos y los pobres, así como
intenta preservar la idea de un Estado social democrático que garantice
los derechos y el bienestar de los ciudadanos.
Hace pocas semanas se planteó una discusión pública doctrinaria del
líder de un partido político de oposición que, luego de años en la
palestra pública, se declaró socialdemócrata. Como socialdemócrata
convencido que soy –y militante de un partido que es, en esencia,
socialdemócrata, como es Acción Democrática- aplaudo el acercamiento de
este venezolano a las filas de la socialdemocracia. Ahora bien, cabe
preguntarse hasta qué punto este amigo realmente considera válido los
postulados de la socialdemocracia, como el lograr que el Estado se
convierta en garante de la equidad social (equilibrio entre mercado y
Estado), presentar soluciones moderadas frente a los extremos, entender a
la diversidad como baluarte de la sociedad o garantizar los derechos
universales de primer grado (trabajo, educación, salud, alimentación,
vivienda, cultura y medio ambiente). La socialdemocracia clásica venezolana, representada principalmente por AD, se opone férreamente a
la privatización de nuestras principales empresas energéticas básicas, y
no sabemos si los nuevos socialdemócratas coinciden en eso.
Ciertamente, como una vez dijo Mijail Gorvachov, no existen recetas
únicas para la aplicación de los principios socialdemócratas, pero sería
interesante saber de qué socialdemocracia se está hablando.
Las discusiones político-doctrinarias son sanas para lograr el país que deseamos. Sea este trabajo un mínimo aporte.
Tomado de:-http://manuelrojasperez.com/page/5/
Tomado de:-http://manuelrojasperez.com/page/5/
No hay comentarios:
Publicar un comentario