domingo, 5 de abril de 2015

Henry Ramos Allup: “Domingo de resurrección”

Seguramente acerté con lo que escribí en “Mambrú se va a la guerra” (ENPaís 22-03-2015), como para haber desatado por igual críticas del Presidente Maduro y del sector mínimo de la oposición que persiste en calistenias inútiles y salidas imaginarias. Tales cosas suelen ocurrir cuando uno dice verdades incómodas por las que, insólitamente, se deba pedir excusas. Si eso conforta a los ofendidos, pido perdón a todos en esta oportunidad propicia para quienes somos católicos practicantes. Si el Santo Padre en señal de humildad lava cada año los pies de doce personas sin reparar en diferencias de religión, sexo, edad o condición social (ancianos, mendigos, lisiados, presos), en conmemoración de lo que hizo Cristo con sus apóstoles en la cena precedente a la Crucifixión, ¿cómo uno no ha de pedir perdón por ofensas aunque fuesen imaginarias?

Manuel Rojas Pérez: “Rómulo Betancourt y el ADN democrático de los venezolanos”


Llamar a Rómulo Betancourt el “padre de la democracia” puede llegar a ser suntuoso, entre otras razones, porque él mismo detestaba esos calificativos caudillescos, y porque fueron muchos los que parieron la concepción democrática en Venezuela. Pero sin duda, fue Rómulo el principal visionario y constructor.

Betancourt pensó a la democracia desde los lejanos tiempos de sus luchas contra el gomecismo, por allá por el año 1928. Asimismo le dio contenido con el Plan de Barranquilla. Con la creación de Acción Democrática –según sus palabras, su gran orgullo- Betancourt limitó su poder, ya que en el partido, si bien era reconocido como líder, permitió que se le discutiera y hasta que se le ganara. Y es a través del partido político que Rómulo logra transmitir el pensamiento democrático al pueblo. Por último, hizo de la democracia un ejercicio cotidiano, ya que hasta hace catorce años era normal ver a personas alternándose el poder.