jueves, 23 de octubre de 2014

@MarioBuffoneL : Ni la Cuarta ni la Quinta existen

Desde 1999 se han popularizado los términos “Cuarta” y “Quinta República”, sin embargo, ninguno tiene razón de ser y son producto de una visión deformada de la historia venezolana cuyo fin es servir de respaldo al régimen político del MVR/PSUV. Para entender esta afirmación es necesario rememorar algunos hechos. La historiografía tradicional expresa que la Primera República comenzó con la firma del Acta de la Independencia el 05/07/1811 y culminó con la capitulación de Francisco de Miranda en San Mateo el 25/07/1812. La Segunda República se inició con la entrada de Bolívar en Caracas el 06/08/1813, al término de la Campaña Admirable y finalizó con la Quinta Batalla de Maturín el 11/12/1814. La Tercera República se originó a partir de la victoriosa campaña que permitió recuperar Guayana en 1817 hasta el Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, que allanó el camino para la creación de la República de Colombia, erróneamente conocida como “Gran Colombia” según la historiografía tradicional. El consenso historiográfico actual afirma que esos tres momentos fueron intentos de república y que sólo ha habido una república desde 1830 hasta la actualidad. Los ideólogos del régimen chavista han sacado del sombrero del mago no sólo la “Cuarta”, sino también la “Quinta República”. Explican estos ciudadanos que la “Cuarta República” se habría iniciado con la decisión del Congreso Constituyente de Valencia de separar a Venezuela de la República de Colombia el 06/05/1830 hasta el 02/02/1999 cuando tomó posesión de la presidencia Hugo Chávez Frías y a partir de ese momento se inauguraría la “Quinta República” en la cual supuestamente estamos. Estos argumentos deben ser considerados puro negacionismo histórico y la explicación de esto estriba en la necesidad de deformar la historia para adaptarla a los intereses de una parcialidad política. Hay otro argumento que se puede emplear para rechazar esa desfiguración histórica y es la necesidad de darle nombre al movimiento político que respaldó a Hugo Chávez como candidato en las elecciones presidenciales de 1998. Para explicar eso recordemos la creación del MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario 200), organización creada por Chávez el 17/12/1982, la cual quedó implicada en el fallido golpe militar del 04/02/1992 contra el presidente constitucional Carlos Andrés Pérez, con la posterior captura y encarcelamiento de los principales actores de dicho movimiento sedicioso. Al recuperar Chávez su libertad y aceptar la creación de un partido político para competir en las elecciones de 1998 se generó el problema de la no aceptación pública de las siglas MBR pues la palabra “Bolivariano” no podría usarse dada la prohibición de la Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones de emplear nombres de próceres en aspectos electorales. Surgió entonces la idea de modificar la sigla “B” por la “V” para transformarse en MVR (Movimiento Quinta República). En resumidas cuentas, la necesidad de crear un partido político impulsó la modificación de la concepción de la historia sostenida por los partidarios del chavismo para justificar la existencia de la organización. No existe en consecuencia una visión objetiva pues tal argumento carece de generalidad y abstracción. A partir de la llegada al poder de esta casta política los factores dominantes comenzaron una aguda campaña para estigmatizar a la “Cuarta República” como un período de entrega a los “intereses imperialistas” y de poca inclinación hacia las necesidades populares y, como contrapartida, la “Quinta República” como una etapa de “real independencia nacional” con una gestión alejada de los intereses de la “burguesía” (aunque en un principio usaron el término erróneo de “oligarquía”) y más cercana al “pueblo”. Como conclusión, es no sólo un error, sino también una traición a los intereses sagrados de la patria emplear estos términos provenientes de una “oligarquía”, ahora sí usada correctamente según su significado aceptado por la Real Academia Española, mal llamada bolivariana por el uso demagógico de la figura del Padre de la Patria. La historia no debe interpretarse por las exigencias de un grupo que ocupa el poder momentáneamente, sino por el desenvolvimiento real de los hechos ocurridos. El problema es que esas expresiones han calado hondamente en los ciudadanos dada la carencia de memoria histórica en la mayoría de los venezolanos sin detenerse a pensar en que la conquista del lenguaje implica el avance de medio camino para la apropiación del pensamiento individual y colectivo. La difusión de los logros de la Democracia Civil (1958-1998) y su comparación con lo hecho en el chavismo es más que suficiente para echar por tierra esa malsana interpretación. (*)
(*) Artículo actualizado el 20/10/2014

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