jueves, 18 de septiembre de 2014

Fernando Miranda: Guasina

Conversando con una amiga llegó un momento en el que le pregunté si sabía de Guasina. La respuesta fue un no. En Venezuela solemos decir prohibido olvidar y es que cuando repetimos mucho algo, tal vez sea por miedo a que suceda. Pues si; podemos decir, que los venezolanos hemos olvidado que existió un campo de concentración que el dictador Marcos Pérez Jiménez, tenía en Guasina, una isla del Delta del Orinoco.
 Esta isla se encuentra entre los caños Boca Grande al norte y Sacupana del Remanso al sur, a unos 75 Km. por los caños, desde San Rafael de Barrancas.
Varios venezolanos escribieron sobre este campo de concentración, para que no lo olvidáramos, entre ellos José Vicente Abreu, Juvenal Romero y Simón Ferrer Arévalo, quienes estuvieron en Guasina, Sacupana del Cerro, Cárcel de Ciudad Bolívar y otras de las tantas que utilizó la dictadura para secuestrar a venezolanos y extranjeros.
La descripción de Guasina por quienes estuvieron allí, es tenebrosa; Simón Ferrer Arévalo la describe así:

“Situado en pleno Delta del Orinoco, en el corazón de la selva venezolana, bañada por los caños de Boca Grande, al Norte, y Sacupana del Remanso, al Sur, la isla de Guasina, es quizás, uno de los lugares de la tierra más hostiles a la vida humana. Ubi­cada a muy pocos metros de altura sobre el nivel normal del Orinoco, su territorio —desprovisto en absoluto de las necesarias defensas— es casi completamente inundado por las aguas desbordadas del río cada vez que éste crece, las cuales, al volver a su cauce, lo hacen dejando toda el área con­vertida en una gigantesca ciénega, en un inmenso criadero de larvas. El clima es cani­cular, oscilando de continuo entre los 38° y 40° C. a la sombra. Las vías de comunicación casi no existen, pues el único medio de con­tacto con el exterior lo constituyen las con­tadas barcazas que muy de vez en vez suelen recalar en sus costas. Las endemias, epide­mias y enfermedades en general, son allí un azote permanente para el hombre.”

         A esto hay que agregarle los trabajos forzados, las torturas de todo tipo, insectos transmisores de enfermedades, el hambre y la falta de atención médica, todo esto destinado a llevar a los infortunados que estuvieron allí, a la muerte con el mayor sufrimiento posible.
¡Prohibido olvidar! ¿Qué importancia tiene no olvidar? ¿Cuál es el miedo a olvidar? Sencillo es; ¡la historia puede repetirse una vez más! Acaso no es nuevamente “justificado el temor”, a que quienes detentan las armas y ahora adoctrinan a los miembros de nuestras fuerzas armadas, quieran permanecer en el poder indefinidamente.

         El cinismo con que el actual gobierno de Venezuela se hace llamar bolivariano, se hace evidente, solo con leer el discurso de Simón Bolívar ante El Congreso de Angostura, discurso este que recomiendo sea leído en su totalidad y de manera pausada.

         En el encontramos cosas como esta:

         “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.”

         He puesto en negritas algo que llama a reflexión. Y que les parece esta otra:

         “Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser valerosos, y todos no lo son; todos deben poseer talentos, y todos no lo poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente benéfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han evitado!”



Ahora bien: ¿Les parece que el rumbo que lleva Venezuela, gracias a este gobierno que se hace llamar bolivariano, tenga algún parecido con el pensamiento del Libertador? Para que no les quede ninguna duda, léanse la totalidad de este discurso, en el cual considero se encuentra presente lo que Simón Bolívar deseó para América Hispana.
Foto: Plaza de los mártires en honor a los guasineros en Sacupana del Cerro

Tomado de: -http://islaguasina.blogspot.com/

 


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