Los alcances de la gestión
llevada a cabo por el general Marcos Pérez Jiménez (02/12/1952 al 23/01/1958) ocupan
según sus defensores un sitial de honor en cuanto al desarrollo nacional. Se
dice que “nadie ha hecho más que PJ” e incluso que las obras construidas en el
sistema democrático ya habían sido planificadas durante ese régimen. Existe la
intención de crear nostalgia colectiva por un gobierno que desconoció su propia
constitución (1953) al perpetuarse a sí mismo con el plebiscito de 1957 y negar
los mínimos derechos humanos a sus adversarios, para quienes destinó exilios,
torturas y asesinatos, justificando tales atrocidades a través de la
construcción de una infraestructura que sus partidarios dicen ser la más grande
de la historia venezolana.
La realidad es muy distinta. La violación a los
derechos humanos no debe ser objeto de apología y además la inmensa mayoría de
obras de alcance social que ejecutó la dictadura estaban previstas y muchas de
ellas comenzadas durante el Trienio Adeco (1945-1948). Ejemplos de esto lo
constituyen el Plan Nacional de Hospitales (1946), el Plan Nacional de Vialidad
(1947) y el Plan Nacional de Irrigación (1948), entre otros. Una excepción fue
la Ciudad Universitaria de Caracas, decretada en 1944 por el gobierno de Isaías
Medina Angarita, pero igualmente planificada antes de PJ. Obras puestas en
servicio en ese período como los hospitales de Barquisimeto, Periférico de
Coche, Porlamar, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Valera, ya estaban en
construcción al inicio del régimen en 1952; las autopistas Caracas - La Guaira,
del Este, Valle - Coche, Regional del Centro (tramo Valencia - Las Tejerías) y
el embalse de Calabozo habían sido diseñados antes de PJ e incluso la mayoría
iniciados también. La Ciudad Universitaria de Caracas fue desarrollada entre
1944 y 1970 principalmente, eso quiere decir que PJ contribuyó con la
construcción de algunos edificios importantes, como el Aula Magna, pero el
conjunto fue edificado también antes y después su gobierno. Se deben incluir en
las obras culminadas (no planificadas ni empezadas) muchas más, entre ellas el
Centro Simón Bolívar de Caracas. La dictadura no proyectó nada dentro una visión
de conjunto, aunque sí se dedicó a llevar a cabo obras previstas en los planes
antes citados, lo cual sería su punto a favor. En este sentido, es falso que
obras clave como el Metro de Caracas hayan sido concebidas en ese tiempo y
quizá la confusión se deba a que se hicieron los bocetos de un tren elevado
para la capital denominado “Aerobús”, concretamente la ruta El Silencio - Bello
Monte, que nunca se construyó. La mayoría de esas obras fueron realizadas en
Caracas y las capitales de los estados, herencia ésta que atentó contra los
posteriores gobiernos democráticos ya que contribuyó a desequilibrar las
condiciones de vida entre las ciudades más pobladas y los pueblos y zonas
rurales al crear un patrón de desarrollo que impulsó aun más la emigración
hacia las principales aglomeraciones urbanas del país en los años posteriores a
1957, fenómeno que es conveniente recordar había comenzado con la explotación
petrolera en la dictadura gomecista. Ahora bien, existen obras propias de la
dictadura que no forman parte de la planificación anterior, pero las mismas son
principalmente de recreación y embellecimiento, verbigracia, los hoteles
Moruco, Bella Vista, Humboldt, Maracay y la Ciudad
Vacacional de Los Caracas.
Esta última obra merece una mención aparte porque antes de PJ se había
destinado a una colonia de leprosos y el régimen militar le cambió el uso
perjudicando con ello a muchos enfermos. Otras obras incluidas en el mismo
renglón de recreación y embellecimiento son: el Círculo Militar de Maracay, el Paseo
de Los Próceres, el Teleférico del Ávila, el Hipódromo de La Rinconada y el
Teleférico de Mérida, estos dos últimos culminados por el gobierno constitucional
de Rómulo Betancourt. Vale la pena preguntarse si esas obras de recreación y
embellecimiento merecen que se les dé un sitial preponderante en cuanto al
desarrollo del país se refiere, tal como lo sostienen los partidarios de la
dictadura. Otra creencia extendida es el supuesto nacionalismo del general PJ, algo
que queda desmentido con la entrega en concesión de más de 800.000 hectáreas de
las mejores tierras a las trasnacionales petroleras entre 1956 y 1957. Es
importante complementar y analizar con mayor precisión los alcances del período
de PJ, lo cual se hará en una próxima entrega a través de la publicación de datos
generales de ejecución de obras.
Una de las
características más extendidas entre los venezolanos es que juzgamos gestiones
públicas con ejemplos individuales para argumentar ideas a favor o en contra de
las mismas, en lugar de hacerlo con una visión integral. El gobierno de Marcos
Pérez Jiménez (02/12/1952 al 23/01/1958) puso en servicio una serie de obras de
gran tamaño, ninguna de ellas planificada durante su período gubernamental y la
mayoría comenzadas antes de su llegada al poder. La espectacularidad de muchas
de esas construcciones confunde la razón y genera la impresión de ser un
régimen progresista, todo ello apoyado con la publicidad de un aparato
propagandista del cual la dictadura hizo uso masivo. Ahora bien, cuando se
analizan los números totales se cae en cuenta que aquella primera impresión no
es la correcta. Unos cuantos ejemplos nos demostrarán la verdad. En materia de
transporte se hace alarde de la inauguración de la autopista Caracas - La
Guaira y la Autopista Regional del Centro (tramo Valencia – Las Tejerías), pero
en total el gobierno de PJ construyó 2947,7 kms de carreteras asfaltadas, esa
cifra lo coloca en CUARTO lugar después de Betancourt (6956 kms), CAP II
(6228,7 kms) y Leoni (4254,2 kms). Otra falsa creencia es la supuesta gran
construcción de viviendas de PJ, dado el desarrollo de urbanismos como 23 de
Enero, Simón Rodríguez y Lomas de Urdaneta, cuando por todo se edificaron 24970
viviendas; si comparamos esa cifra con las 33892 del gobierno siguiente de
Betancourt, por cierto, el quinquenio democrático donde se construyeron menos
viviendas, PJ se queda corto y más aun con la gestión que posee el mayor
registro en este indicador como fue la de Jaime Lusinchi con 314251. Para dar
por sentado que el mandato militar invirtió muchos recursos en materia
educacional se argumenta la inauguración de la Ciudad Universitaria de Caracas,
lo cual es una exageración pues en esa época sólo se puso en servicio el Aula
Magna y algunos otros edificios del referido conjunto, sin embargo, el
incremento total en planteles educativos fue de apenas 503 escuelas y liceos
durante la dictadura; el gobierno de Betancourt elevó la cifra en 3838
planteles y el primer gobierno de CAP la elevó en 5398 unidades, datos estos
que no dejan duda de la escasa preocupación del régimen militar por la educación
en nuestro país. Muchos de sus partidarios sostienen que “Cuando PJ se podía
dormir con la puerta abierta”, en alusión a la seguridad ciudadana existente,
empero, al estudiar la cifra de asesinatos se encuentran algunos puntos dignos
de razonamiento, por ejemplo, durante el quinquenio perezjimenista la tasa
promedio anual de homicidios fue de 7,4 casos por cada 100000 habitantes, cifra
que no varió considerablemente en los 30 años siguientes (1959-1988), pues el
promedio fue de 8,9 casos por cada 100000 habitantes en ese lapso, dentro del
cual el primer gobierno del presidente Caldera ostenta la tasa más baja
(incluso que la de PJ), con 7,3 casos por cada 100000 habitantes. La
inmigración de muchos europeos en los años 50 (entre ellos mi padre y mis familiares
paternos) da pie a los partidarios de PJ para afirmar que la sola presencia del
dictador animó a los emigrantes a venir a esta tierra. Lo que sucedió realmente
es que Europa estaba destruida por la Segunda Guerra Mundial y la recuperación
posterior fue muy difícil y generó grandes necesidades y desempleo, provocando
la salida de muchos ciudadanos del Viejo Continente a varios países del mundo.
A Venezuela vinieron por la riqueza creada por el petróleo, que nada tiene que
ver con el dictador, sino con la naturaleza; además la inmigración europea
comenzó ANTES de PJ, varias historias de familiares y amigos lo confirman. En
total 276010 ciudadanos ingresaron al país en el quinquenio perezjimenista,
menos que los 326667, mayormente latinoamericanos, que inmigraron bajo el
primer gobierno de CAP. Por último, un grave problema que debieron asumir los
gobiernos democráticos fue la enorme deuda pública, producto de la falta de
pago del régimen militar de muchas de las obras y servicios que contrató, eso creó
un aumento de los compromisos de la nación al pasar de 177 millones de
bolívares en 1952 a 4574 millones de bolívares a finales de 1957 (equivalente a
19% del producto nacional bruto), de los cuales más de 3000 millones eran por
no cancelar a contratistas y proveedores muchas de esas obras que usan para
hacerle propaganda a la dictadura. A esta deuda específicamente se le llamó
“deuda flotante” y debió ser cancelada por el gobierno provisional de 1958 y
los primeros gobiernos democráticos. En conclusión, la democracia terminó
pagando muchas de la obras de PJ. Es necesario el debate en todo caso, pero con
menos emotividad y más datos objetivos.
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