Ha sido suficiente que el Partido Socialista Francés se desmarcara
del discurso neoliberal y girara verbalmente hacia la izquierda para
que, en torno a Hollande, vuelvan a concitarse las esperanzas de
millones de ciudadanos que en toda Europa esperan anhelantes un respiro
frente a la lógica destructiva del capitalismo de mercado. Al mismo
tiempo, la socialdemocracia griega encarnada en el PASOK se ha hundido
junto a sus aliados de gobierno de la derecha defendiendo los planes
impuestos desde las instituciones de la Unión Europea. En Francia
victoria electoral y en Grecia, marginalidad al borde de la
desaparición. ¿Qué camino optará por seguir el conjunto de la
socialdemocracia europea?
Los partidos socialistas de Europa se enfrentan a una de sus más graves encrucijadas históricas, quizás incluso más decisiva que las rupturas de 1918-1923 que alumbraron el nacimiento de los partidos comunistas al socaire de la revolución en Rusia. Al fin y al cabo, los grupos comunistas surgidos en aquella época provenían casi todos de la socialdemocracia y muchos de sus miembros volvieron a ella tras la degeneración contrarrevolucionaria del PCUS y de sus partidos afines.
Los partidos socialistas de Europa se enfrentan a una de sus más graves encrucijadas históricas, quizás incluso más decisiva que las rupturas de 1918-1923 que alumbraron el nacimiento de los partidos comunistas al socaire de la revolución en Rusia. Al fin y al cabo, los grupos comunistas surgidos en aquella época provenían casi todos de la socialdemocracia y muchos de sus miembros volvieron a ella tras la degeneración contrarrevolucionaria del PCUS y de sus partidos afines.
Durante los últimos sesenta años, los
partidos socialistas han jugado un doble papel y han planteado una doble
demanda: por una parte se han comprometido a fondo en la defensa de las
formas liberal-democráticas del estado burgués frente al totalitarismo
estalinista o fascista; pero por otro, han representado un barrera de
contención frente a los excesos del capitalismo liberal, apostando por
el desarrollo del estado del bienestar y por una promesa más o menos
vaga de un futuro igualitario y sin explotación. Mientras el capitalismo
tuvo capacidad de crecimiento y pudo satisfacer esa doble demanda, la
socialdemocracia pudo combinar políticamente su función de sostén al
sistema de mercado y promesa de superarlo evitando pasar por dolorosas
experiencias revolucionarias. Sin embargo, el capitalismo en crisis (una
crisis que arranca mucho antes del 2007) ha desencadenado los más bajos
instintos del lucro y está dispuesto a rehacer de arriba a bajo la
sociedad y a su conveniencia, es decir, liquidando estados del bienestar
más o menos desarrollados y generando un ejército de reserva de
millones de trabajadores en paro dispuestos a trabajar por el mínimo
vital básico; una vuelta a los horrores de la primera revolución
industrial y al Manchester de 1850.
Las llamadas "terceras vías"
hacia el socialismo se han hundido con la crisis y, con ellas, la
letanía cansina y falsa del Thereis no alternative al capitalismo de
mercado. En Francia, gracias a la presión de movimientos que impulsan
entre otros Arnaud Monteburg desde dentro del PSF o Jean Luc Mélenchon
desde fuera, la socialdemocracia parece ofrecer de nuevo una esperanza
pera frenar ese movimiento hacia la miseria y la barbarie que se ha
adueñado de Europa. En Grecia, el empecinamiento en defender unos
compromisos indefendibles está a punto de acabar con el PASOK. Los
terribles costes que suponen para la sociedad mantener este sistema
empiezan a pesar más que los costes de cambiarlo y los ciudadanos de
Europa lo perciben en carne propia. La socialdemocracia debe buscar
apoyo e impulso en su pasado y en sus tradiciones para responder a tales
retos. Si no es capaz de girar a la izquierda y encabezar decididamente
una política de cambios, su futuro ya está escrito… en griego.
Tomado de: -http://www.diariodemallorca.es/opinion/2012/05/14/futuro-socialdemocracia-pasado/765662.html
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