viernes, 3 de octubre de 2014

Ramòn Molina: El futuro de la socialdemocracia está en su pasado

Ha sido suficiente que el Partido Socialista Francés se desmarcara del discurso neoliberal y girara verbalmente hacia la izquierda para que, en torno a Hollande, vuelvan a concitarse las esperanzas de millones de ciudadanos que en toda Europa esperan anhelantes un respiro frente a la lógica destructiva del capitalismo de mercado. Al mismo tiempo, la socialdemocracia griega encarnada en el PASOK se ha hundido junto a sus aliados de gobierno de la derecha defendiendo los planes impuestos desde las instituciones de la Unión Europea. En Francia victoria electoral y en Grecia, marginalidad al borde de la desaparición. ¿Qué camino optará por seguir el conjunto de la socialdemocracia europea?
Los partidos socialistas de Europa se enfrentan a una de sus más graves encrucijadas históricas, quizás incluso más decisiva que las rupturas de 1918-1923 que alumbraron el nacimiento de los partidos comunistas al socaire de la revolución en Rusia. Al fin y al cabo, los grupos comunistas surgidos en aquella época provenían casi todos de la socialdemocracia y muchos de sus miembros volvieron a ella tras la degeneración contrarrevolucionaria del PCUS y de sus partidos afines.
Durante los últimos sesenta años, los partidos socialistas han jugado un doble papel y han planteado una doble demanda: por una parte se han comprometido a fondo en la defensa de las formas liberal-democráticas del estado burgués frente al totalitarismo estalinista o fascista; pero por otro, han representado un barrera de contención frente a los excesos del capitalismo liberal, apostando por el desarrollo del estado del bienestar y por una promesa más o menos vaga de un futuro igualitario y sin explotación. Mientras el capitalismo tuvo capacidad de crecimiento y pudo satisfacer esa doble demanda, la socialdemocracia pudo combinar políticamente su función de sostén al sistema de mercado y promesa de superarlo evitando pasar por dolorosas experiencias revolucionarias. Sin embargo, el capitalismo en crisis (una crisis que arranca mucho antes del 2007) ha desencadenado los más bajos instintos del lucro y está dispuesto a rehacer de arriba a bajo la sociedad y a su conveniencia, es decir, liquidando estados del bienestar más o menos desarrollados y generando un ejército de reserva de millones de trabajadores en paro dispuestos a trabajar por el mínimo vital básico; una vuelta a los horrores de la primera revolución industrial y al Manchester de 1850.
Las llamadas "terceras vías" hacia el socialismo se han hundido con la crisis y, con ellas, la letanía cansina y falsa del Thereis no alternative al capitalismo de mercado. En Francia, gracias a la presión de movimientos que impulsan entre otros Arnaud Monteburg desde dentro del PSF o Jean Luc Mélenchon desde fuera, la socialdemocracia parece ofrecer de nuevo una esperanza pera frenar ese movimiento hacia la miseria y la barbarie que se ha adueñado de Europa. En Grecia, el empecinamiento en defender unos compromisos indefendibles está a punto de acabar con el PASOK. Los terribles costes que suponen para la sociedad mantener este sistema empiezan a pesar más que los costes de cambiarlo y los ciudadanos de Europa lo perciben en carne propia. La socialdemocracia debe buscar apoyo e impulso en su pasado y en sus tradiciones para responder a tales retos. Si no es capaz de girar a la izquierda y encabezar decididamente una política de cambios, su futuro ya está escrito… en griego.

Tomado de: -http://www.diariodemallorca.es/opinion/2012/05/14/futuro-socialdemocracia-pasado/765662.html

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